martes, 4 de mayo de 2010

EL HORNERO (furnarius rufus)




Características Generales


El Hornero

Ni un plumaje colorido, ni un canto melodioso o un tamaño espectacular, ni tampoco un vuelo sostenido podrían dar fama al hornero. Es un pájaro pequeño de unos 54 g de vuelo escaso y no muy rápido.

Tiene ojos, patas, y plumas de color pardo terroso como su nido. Mejor dicho, su plumaje predominante es pardo, es más rojizo en el dorso y blanco en la garganta. Sin embargo la parda y movediza figurita del hornero es bien conocida por los habitantes de América del Sur de donde es oriunda la especie.

En la Pampa Argentina se lo cree de buen augurio y en el Paraguay se le agradece en cierto modo el invento del rancho, ya que la leyenda sobre el origen del nombre Alonso García –como se denomina al hornero- afirma que así se llamaba quién imitando sus nidos, construyó el primer rancho de barro.

Quizás ese nido familiar, y el sentido ejemplar que se le ha dado, expliquen que se eligiera al hornero como “ave de la patria”.

En busca de alimento

Con movimientos nerviosos y ligeros, el hornero despliega su andar elegante, levanta una pata para dar un paso, mueve la cabeza hacia delante, a menudo da enseguida una carrerita y picotea la tierra. Una larva, una hormiga, una arañita, serán sus hallazgos, y su alimento.

El hornero se alimenta fundamentalmente de insectos: es un pájaro de régimen insectívoro.

Muchas veces hemos visto al hornero recorrer atento y con paso elástico la tierra mojada por la lluvia. De pronto se queda expectante, con la cabeza ladeada y mirando un punto fijo. Es que unas pequeñas burbujas en el terreno, le anuncian la codiciada lombriz que espera sus crías.

El hornero no huye ante la presencia del hombre. Le es útil permanecer en su entorno pues la tierra removida por el agricultor le facilita la captura de larvas. Este hecho, a su vez, ayuda al hombre de campo que se ve liberado de organismos que constituyen plagas de los sembrados.

Hábitat

El hábitat del hornero incluye fundamentalmente las sabanas, parques, pastizales y claros de los montes.

El agua es indispensable al hornero y ella determina su hábitat. En tierras húmedas podrá introducir su largo pico al acecho de insectos; con tierra húmeda podrá construir su nido.

El hornero es un ave sedentaria; no migra. Es mansa, se arrima al hombre, se pasea por sus jardines y sus parques y ,como si aprobar ciertas modernidades, se instala en postes de teléfono, o vecinos a embalses y represas

Molinos, tanques de agua y pozos de las viviendas favorecen su instalación.

Elegido su ámbito, el hornero se esmera en defenderlo. Como el chajá, como la lechuza y como el tero, conocidos vigilantes de la llanura pampeana, el hornero emite sus gritos de alarma ante cualquier movimiento o ruido que pueda indicar la presencia del zorrino, la comadreja o cualquier otro depredador.

Esta actividad de centinela, así como la de nidificación, búsqueda de alimento, entrenamiento de las crías, se llevan a cabo durante el día, pues durante la noche se refugia en los árboles para el descanso.

Canto a dúo

Aunque no especialmente melodioso, el hornero es un cantor notable. El canto acompaña al cortejo y a la relación de pareja y se emplea para delimitar territorio.

Macho y hembra casi no se pueden diferenciar visualmente, pues ambos tienen un aspecto muy similar.

En la primavera realiza el galanteo que tiene un comportamiento específico en el cual se destaca el canto a dúo. La pareja se enfrenta batiendo las alas, con la cabeza erguida y sacando pecho; cuando comienza el canto, las alas quedan colgando, el cuello queda extendido y con la cola abierta. Enfrentados entonces, comienza el canto a dúo.

El canto a dúo no es exclusivo del galanteo, pues cantan así también para reconocerse cuando están cerca del nido, para mantener el vínculo o para avisar el regreso durante la incubación al compañero que a quedado dentro de aquel.

Los horneros viven en parejas –algunos afirman incluso que las uniones duran de por vida–compartiendo las actividades inherentes a la construcción del nido, la incubación de los huevos, la obtención de alimentos y el cuidado de los pichones.

Otro tipo de canto perfectamente individualizado es el canto alternado de los machos cuando les disputan su territorio. Su canto es entonces un contrapaso.

El nido

El nido ha definido al hornero; su nombre mismo se refiere a él. Y no sólo el que recibe en la Argentina, sino también otros con que se lo denomina en distintas regiones de América: Caserito, Casero, Albañil, João–de–barro.

En épocas de nidificación, las glándulas salivales del hornero se hipertrofian y garantizan una mayor secreción que ayuda a humedecer el material.

Muchos lugares encuentra apropiado el hornero para levantar su nido. Pueden construirlo en sitios inesperados para nosotros, como por ejemplo en vasijas abandonados o alambres de púas, y a veces en otros francamente insólitos.

El tipo de terreno y la abundancia de lluvias deciden la construcción del nido en cuanto de ellos dependen la obtención de los materiales y la duración de la tarea. Casi siempre el casal tarda entre 6 y 8 días para levantar el nido, pero si hay sequía la labor requiere cuatro días más y varios otros en el caso contrario, cuando la humedad es excesiva (en terrenos pantanosos demora 15 días).

Llegado el momento propicio y elegido el lugar, el casal pone manos a la obra o mejor dicho el pico, porque con éste amasa el barro que constituye la materia prima por excelencia, a la cual agregan ramitas, raicillas, semillas pequeñas, crines de caballo, pajitas, y restos de hojas.

El nido tiene dos partes: (“tiene una sala y tiene alcoba”como dice el poema de Leopoldo Lugones) una cámara anterior, separado por un tabique de la posterior o cámara de incubación o de cría.

Se construye en tres etapas. En la primera se realiza la base. Cuando el espacio elegido para el nido es plano, hacen un círculo con el barro; si es una rama van poniendo barro a los costados hasta formar un disco cóncavo. En la segunda etapa se levanta la pared colocando el barro desde el centro del basamento y en el círculo, de manera que el diámetro se va estrechando a medida que la pared asciende hasta cerrar la bóveda y deja una abertura que funciona como entrada. En la tercera etapa, en la cual el hornero trabaja desde dentro del nido y mirando hacia fuera.

Faltan ya unos pocos detalles: alisar las paredes internas a picotazos o frotando con el pecho y recubrir el piso de la cámara de incubación con pajitas y plumas para asegurarse que sea mullida y cálida.

El nido está listo. Es firme, sólido y con una distribución realmente adecuada.

A partir de entonces se lo cuida con esmero, reparándolo cada vez que sea necesario.

Los nidos de hornero abandonados son a menudo aprovechados por otras especies, en este caso por un jilguero.

La reproducción

En octubre, por lo general, la hembra deposita en el nido cuatro huevos muy simples, sin dibujos ni brillo, blancos y ovoidales. Los horneros hacen dos posturas por año.

Ambos, macho y hembra, se ocupan de incubar los huevos. Mientras uno de ellos incuba, el otro parte en procura de alimentos, anunciando su regreso a su compañero por medio del canto.

Quince días lleva la incubación, nacen entonces los pichones, indefensos, sin plumas, y con los ojos cerrados, de los padres dependen totalmente la preservación de su vida.

Cuando nacen las crías

Nacieron las crías indefensas y el ajetreo continúa tanto o más que antes. Aumentó la demanda de alimento y la pareja nuevamente comparte la búsqueda de larvas y gusanos para lo pichones, a quienes dan de comer directamente en el pico.

Durante esta primera etapa, los pequeñuelos no abandonan la cámara de incubación. Las crías se convierten entonces en un pajarito barullero, cuyos gritos inexpertos intentan imitar la de sus progenitores, que ya limitan a dejarles el alimento en la entrada del nido.

Tanto los pichones como sus padres abandonarán el nido definitivamente. Por lo general, el casal adulto empezarán a edificar un nido nuevo para la cría futura, siempre cerca de la anterior, y las crías formarán pronto su propia pareja y construirán sus propios nidos, vecinos de sus padres.

El hornero se vale de un canto especial para advertir al invasor y presenta pelea si éste ignora su derecho. Los combates son frecuentes y a menudo con la participación de hasta cuatro contendientes.

Éste, por ejemplo, persigue con gritos y picotazos al intruso hasta alcanzar el límite de su territorio, donde a su vez lo atacan otros horneros que lo sienten como un invasor.



Ficha Técnica


Nombre Vulgar Hornero, casero, caserito, albañil, hornerillo, alonsito (en Argentina)Joao - de - barro (en Brasil)Alonso García (en Paraguay)Tiluchi (en Bolivia)Obirog, ogaraití (en Guaraní)
Científico Furnarius rufus
Ubicación taxonómica Clase: Aves

Subclase: Neornites

Superorden: Neognathae

Orden: Passeri formes

Suborden: Tyranni

Familia: furnaridae

Género: furnarius

Especie: furnarius rufus

Subespecie: furnarius rufus rufus, furnarius rufus paraguayae, furnarius rufus commersoni

Descripción
Coloración Dorso pardo rubescente. Pecho y flanco pardo claro. Garganta blanca. Remeras (plumas rígidas del ala) primarias negruzcas con banda color canela, poco notable. remeras secundarias pardo rojizas. Vientre y subcaudales crema. Pico pardo, mas claro que en la mandíbula inferior. Ojos castaños. El plumaje juveniles casi igual al del adulto, solo que las plumas blancas de la garganta tienen una tenue banda oscura muy estrecha

Rasgos Morfológicos más salientes El pico es mas delgado y largo, ligeramente curvado y corneo. Las alas son cortas, redondeadas y casi obtusas. Las patas son largas y tienen una cubierta cornea. La cola termina en forma cuadrada. Los pichones nacen casi sin plumas y con los ojos cerrados. Como en todos los furnários, los anillos traqueales están modificados y poseen músculos especializados que controlan la tensión de la siringe. En los horneros, estos músculos están reducidos en dos pares, por eso se los llama clamadores o mesohioideos pues su posibilidades de modulación del canto están limitadas respecto de las de otros pájaros .
Dimensiones
Aproximadas
Peso Alrededor de 54 gramos
Longitud total: 21 - 22 cm

Longitud del ala: alrededor de 10 cm

Longitud del tarso: 3,2 cm

Longitud de la cola: alrededor de 7,5 cm

Longitud del pico: alrededor de 1,8 cm




Ficha Ecológica



Los horneros se alimentan fundamentalmente de insectos; sus principales presas son larvas y adultos de escarabajos, hormigas, larvas de mariposas y langostas.

También forman parte de su dieta arácnidos, lombrices y otros gusanos.

Posee numerosos depredadores, entre ellos, lagartos, culebras, aves rapaces, comadrejas, zorros y félidos



Ficha Antropológica


Augurios y relatos.

Su abundante presencia en vastas zonas del país, la confianza con que se acerca al hombre y a su vivienda - cerca de la cual anida frecuentemente -, lo llamativo de su canto y lo peculiar de su nido hicieron que estimularan fuertemente la imaginación popular y se convirtiera en figura familiar en el inventario de creencias y relatos tradicionales.

Varios son sus nombres y en su mayoría vinculados a una de sus características más notables: su nido de barro. Según el saber popular criollo, la adecuada interpretación de la conducta del hornero proporciona una serie de augurios. En primer lugar es bueno para el hombre que anide cerca de su casa pues ello constituye una señal de que ese año los cultivos serán rendidores. Como en cuestión de augurios no es raro que se confundan causas con efectos, se pasa fácilmente a considerar que el ave - el principio mero anuncio de algo por venir - es casi la que provoca la buena suerte, deseando su presencia. Si el hornero anida sobre la casa, tanto mejor: "en casa con nido de hornero no caen rayos". La explicación de esta creencia no es clara; tal vez deba buscarse en viejas tradiciones guaraníes sobre las aves del trueno, vinculada a los fenómenos meteorológicos, los rayos y el fuego. Tal vez tenga que ver con su vinculación con la lluvia y la humedad, pues necesita barro como materia prima para su nido y huye de la sequía demostrando una asociación con la precipitaciones pluviales. En relación con esto, también se interpreta otra señal: si canta fuerte durante un temporal, es que la lluvia está por parar. Buen augurio es también que el hornero se empecine en cantar fuerte sobre un techo: anuncian que vendrán buenos tiempos para los moradores. En el campo se suele afirmar que el hornero representa escrupulosamente el descanso dominical. Si se lo ve trabajando con la edificación de su nido en día domingo hay una justificación: se aproxima una temporada de sequía que hará escasear el barro o vendrán fuertes lluvias que imposibilitarán la tarea.

Otra vez el hombre aparece como conocedor del clima. Sus gritos de alarma resultan de utilidad a hombre de campo. Para algunos, anuncian concretamente la presencia de víboras u otros animales peligrosos. Otros lo consideran un buen guardián que avisa sobre la aparición de ruidos o movimientos inusuales y con ello de posibles visitantes indeseables: cuatreros, quizás la llegada de la partida en tiempo de los matreros. En el campo de la medicina folklórica, se ha registrado el uso del "horno", una vez abandonado como remedio para las afecciones de la piel. Cuando se necesita se rompe un trozo, se lo humedece y se aplica sobre la parte afectada. Para algunos indígenas chaquenses, el hornero juega un papel considerable en la mitología.

Dice el mito que en tiempos antiguos la gente no tenía fuego y subía al cielo-antaño conectado con la tierra- para que el sol cociera sus alimentos. Pero el sol era muy susceptible: no toleraba risas en su presencia. Un día en la comitiva fue Tatsí, el hornero, que entonces tenía apariencia humana al igual que los demás animales actuales y se caracterizaba por su facilidad para estallar en carcajadas ante cualquier cosa. La situación no lo favoreció. Ocurre que para cocer los alimentos que le llevaban, el sol se sentaba sobre las ollas y echaba fuego por el trasero. Esto fue demasiado para Tatsí que, pese a los desesperado esfuerzos de sus acompañantes por contenerlo, terminó largando una estruendosa carcajada. Enfureció, el sol arrojó fuego contra los visitantes y acabó por incendiar la tierra, exterminando a la mayoría de sus habitantes. Los sobrevivientes se transformaron en animales.

No siempre el hornero aparece en una actitud simpática; para los chorote del chaco hubo un hornero mítico que mataba a toda la gente que podía por el artero método de arrojarles encimas su pesado nido desde un árbol alto, rompiéndoles las cabeza.

En la mitología guaraní se da cuenta del origen del hornero y de su vida en pareja. Hubo un muchacho Jahé que había sido cariado por su padre en el monte alejado del contacto con los demás. Un día Jahé, en persecución de una carpincho escurridizo, oyó un chapoteo en el río y acudió creyendo que se trataba del animal. Pero en vez de ello, se encontró con una joven que huyó al verlo. Trastornado por la hermosura de la muchacha hija de un jefe local, su auxiliado por su padre, quién lo acompañó al poblado a pedir a la joven como esposa. Pero había otros pretendientes y se estableció una serie de pruebas cuyo ganador se quedaría con la novia. Jahé triunfó en natación, triunfó en carrera. Todos fueron abandonando y solo quedaron Jahé y Aguará (el zorro). Animado por su padre, el joven aguantó; al noveno día el contrincante se retiró, vencido. Ante la estupefacción de todos, la joven se transformó en ave y lo siguió en su vuelo triunfando así, -en la poética mentalidad guaraní- el amor sobre el sufrimiento. Desde entonces el hornero anda en pareja.

EL HORNERO (Poema tradicional de: Leopoldo Lugones).



La casita del hornero

tiene alcoba y tiene sala.

en la alcoba la hembra instala

justamente el nido entero.


En la sala, muy orondo,

el padre guarda la puerta,

con su camisa entreabierta

sobre su pecho redondo.


Elige como un artista

el gajo de un sauce añoso

o en el poste rumoroso

se vuelve telegrafista.


Allá, si el barro está blando,

canta su gozo sincero,

yo quisiera ser hornero

y hacer mi choza cantando.


Así le sale bien todo,

y así, en su honrado desvelo,

trabaja mirando al cielo
en el agua de su lodo

La trabaja en paja y barro,
lindamente la trabaja,
que en el barro y en la paja
es arquitecto bizarro

La casita del hornero
tiene alcoba y tiene sala.
en la alcoba la hembra instala
justamente el nido entero.

Concluyó el hornero su horno
y con el ultimo toque
le deja áspero el revoque
contra frío y el bochorno.

Y cuando acaba jovial
de arreglarla a su deseo
le pone con un gorjeo
la vajilla de cristal.


2 comentarios:

  1. Acá un colega se deleitó con uno de estos pájaros y se sirvió además de toda la información que aquí se ofrece. Los invito a devolver el gesto y ver su maravilloso trabajo.

    http://www.taringa.net/comunidades/aprendiendofotografia/8846496/Exposicion-Furnarius-rufus-Mi-modelo-preferido-D.html

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  2. Muy bueno todo pero quiero saber cómo puedo conservarlo al nido pintura o qué

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